Ayer, nos fuimos al rancho de unos de mis alumnos (Mario) a
festejar el día del niño, anteriormente teníamos programado un viaje al MIO de Orizaba
pero desgraciadamente fue cancelado, pues con eso de los accidentes que ha
habido últimamente, me dije “más vale prevenir que lamentar” (soy demasiado supersticioso),
y pues tomamos un acuerdo, aunque un poco tristes por que estaban muy ilusionados
mis alumnos con visitar Orizaba.
Ya muy temprano a las 8:30 nos subimos al autobús para
trasladarnos al lugar elegido cantando y con los clásicos chistes de José Ricardo.
Por fin llegamos al lugar, enseguida
empezamos a dirigirnos a la casa de los anfitriones, quienes nos permitieron
conocer el lugar, ahí los niños se divirtieron con una cerda y sus lechoncitos,
que como todo pequeño jugaban entre ellos mismos alrededor de su mamá, también se
divirtieron con un loro demasiado hablador que a cada rato les contestaba con
la palabra “burro”.
Posteriormente empezar los juegos en el campo, jugaron futbol
–que hasta las mamás se apuntaron, en donde quedaron como campeones el equipo
rojo, segundo lugar el azul y tercero el blanco, entre caídas y resbalones se
la pasaron muy alegre.
Posteriormente jugaron carreras de encostalados, a saltar la
cuerda- donde les di cátedra de salto de cuerda doble-, y un sinfín de juegos,
pasando una mañana muy agradable.
Ya a las 10 de la mañana se sirvió el refrigerio de coctel de
frutas y agua de Jamaica, mientras llegaba el taquero para prepararles unos
ricos tacos, pero desgraciadamente venía en su triciclo y tuvieron que ir a
alcanzarlo en una camioneta porque ya no iba a ser almuerzo sino cena, mientras
llegaba, paseamos en caballo, otros jugaron pelota o descansaban a la sombra de
un árbol, ya como eso de las 12.00 pm., por fin llegó la comida y empezó la taquiza.
Desgraciadamente por este pequeño incidente pues no llegamos
a la hora acordada – es lógico “uno dice y dios dispone”- empezaron a llegar
los mensajes, pues ya los padres estaban preocupados, pero previamente ya se le
había comunicado a una mamá que avisara el por qué de la tardanza.
Por fin después de dos horas de la acordada regresamos a la
escuela todos muy contentos cantando y con un pollo que le regalaron al
hermanito de Juan José, además con ganas de realizar otra excursión.
La verdad fue un a mañana muy alegre y satisfactoria para mis
alumnos, ahora si saliéndonos de la tradicional fiesta para festejar el día del
niño.
Ahora solo falta el festejo de las madres y los padres, que
esperemos sea igual o mejor.